Con respecto a la Biblia. Creemos en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento como fueron escritas originalmente y que son inspiradas por Dios, quien es la Verdad. Dios comunicó Su Palabra a través de hombres inspirados por el Espíritu Santo a fin de que las Escrituras fueran sin errores y Su autoridad.

Creemos en un Dios, Creador de los cielos y la tierra; que en unidad de la Divinidad hay tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, iguales en poder y gloria, que ejecutan oficios distintos y armoniosos en la gran obra de la redención.

Con respecto al Señor Jesucristo, Creemos que es el eterno Hijo de Dios, fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. Su nacimiento fue único entre los hombres. Él es verdaderamente Dios. Él resucitó de los muertos al tercer día, ascendió corporalmente al Cielo. Él viene otra vez para arrebatar a Sus Santos, y para establecer el trono de David y establecer Su Reino.

 Creemos que el Espíritu Santo, es una persona divina, poseyendo todos los atributos de la personalidad y la deidad. Es igual al Padre y al Hijo, y es de la misma naturaleza. Creemos que el Espíritu Santo dota a los creyentes con dones para servicio en la iglesia en el momento de la conversión. Creemos que la Biblia enseña el cese de los dones de señales. No aceptamos el movimiento carismático, tanto por su orientación práctica como por su práctica ecuménica.

Con respecto al hombre, creemos que las escrituras enseñan que el hombre fue creado por un acto directo de Dios, y no de alguna forma de vida anteriormente existente. Por transgresión voluntaria, Él cayó de su estado de inocencia y como consecuencia, todos los hombres ahora son pecadores.

Creemos que la Salvación, es por gracia por medio de la fe en el Señor Jesucristo, quien, por la muerte en la cruz y su posterior resurrección, es capaz de justificar a todo aquel quien en Él cree.

Con respecto a la Iglesia, las Escrituras enseñan que la Iglesia de Jesucristo, es distinta de Israel en el Antiguo Testamento, fue inaugurada en el Día de Pentecostés, y tiene que ser considerada en dos aspectos: la iglesia local y “la iglesia que es Su cuerpo”.

Con respecto al Bautismo y la Santa Cena, las Escrituras enseñan que el bautismo cristiano es por la inmersión del creyente en agua una sola vez, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para demostrar a través de un acto solemne y hermoso su resurrección a una nueva vida. Creemos que la Cena del Señor es la conmemoración de la muerte de Cristo hasta que Él venga. La observación de la Cena del Señor es sólo para creyentes.

Con respecto al Estado Eterno, las Escrituras enseñan la resurrección corporal del justo y del injusto. Todos aquellos que por la fe son justificados en el nombre del Señor Jesucristo pasarán la eternidad en el pleno deleite de la presencia de Dios, pero todos aquellos que por impenitencia e incredulidad rehúsan aceptar la salvación por gracia pasarán la eternidad separados de Dios, condenados.

Con respecto a Satanás, las Escrituras enseñan que Satanás es una persona y que es el “dios de este siglo” y “el príncipe de la potestad del aire”, que está lleno de toda maldad, que busca continuamente frustrar los propósitos de Dios y hacer caer en una trampa a los hombres, y que fue derrotado por Cristo en la cruz y condenado a juicio eterno.

Con respecto a la Separación personal, , las Escrituras enseñan que el creyente debe vivir una vida separada para Dios y, con la ayuda del Espíritu Santo, andar en amor y santidad, exhibiendo las cualidades de honestidad, integridad, perdón, y bondad.

Con respecto a la separación eclesiástica, las Escrituras enseñan que la iglesia debe apartarse de toda apostasía u organización que no mantiene la doctrina bíblica. Esta doctrina se basa sobre el eterno principio divino de la división entre la verdad y el error. Creemos que el evangelismo ecuménico que involucra a los apóstatas viola los principios enseñados en la Palabra de Dios. Finalidades: glorificar a Dios y exaltar a nuestro Señor y Salvador Jesucristo.